Todos tenemos siempre a nuestro lado una persona que vive quejándose, que ve todo negro, que ve la peor parte de las cosas, y vive criticando a los otros. Por otro lado, estas personas se sienten desvalorizadas e infelices y lo peor de todo es que lo transmiten y es terrible para quienes lo rodean.
Frente a estas personas que generan rechazo o terminan contagiándonos con su pesimismo, tenemos dos opciones, alejarnos de ella o bien intentar ayudarla para que piense de manera positiva, permitiendo una convivencia o relación armónica. Generalmente las personas que ven todo gris, además de sufrir, demandan compasión, por eso si un amigo se acerca diciendo que todas las cosas le salen mal, debemos tener cuidado con lo que le decimos. Lo más probable es que si le sugerimos que descanse un poco, que mañana verá las cosas mejor, por su avanzada negatividad, se sentirá peor de lo que estaba, y llegará a pensar que no lo entienden o que se minimizan sus problemas.
Para poder ayudarlo es necesario entrenar la empatía, que es la capacidad para entender los sentimientos, los razonamientos y motivaciones de la otra persona.
Para poder mejorar esta habilidad es necesario ponerse en el lugar del otro, dejando de lado nuestro punto de vista. Es preciso escuchar al otro, enfocando la atención en él, dejando de pensar en lo que haríamos o diríamos nosotros en ese lugar, para involucrarnos con lo que quiere decir o hacer, la otra persona. Por otro lado, hay que ser respetuosos y tolerantes con los sentimientos y los pensamientos del otro, porque a veces el otro no necesita un consejo, sino que lo comprendan. Por lo cual, cuando tengamos que dar nuestra opinión es fundamental ser constructivos, sinceros, sin por ello herir al otro. Es la manera en que el otro se sentirá escuchado y comprendido. Para ayudar a alguien que es negativo, es necesario motivarlo para que se ponga en marcha, que comience a hacer algún deporte o simplemente caminatas. Son buenos también los ejercicios de meditación, porque alejan los pensamientos negativos y los aceites esenciales mentolados o cítricos, para perfumar el ambiente y llenarlo de energía vibrante y energizante. Sobre todo es necesario explicarles que no están solas, que todos tenemos problemas, que los problemas pueden a su vez, ofrecernos un aprendizaje. Una vez que se hayan establecidos esos lazos de empatía y se haya logrado ganar la confianza, se podrá trabajar con la energía vital, que hay muy poca en las personas negativas, porque comúnmente la gasta mal en quejas y en sufrimientos. Un ejercicio muy práctico, es pedirle, amablemente, a la persona negativa que escriba su problema en un papel. Luego que lo doble y lo coloque dentro de una botella que estará preparada con hojas de menta dentro. Después le pediremos que la tape con un corcho y la deje a un lado.
Mientras conversamos de cualquier otro tema, ponemos la botella primero en la oscuridad y luego en la luz, de forma espontánea le mostraremos como esa botella cambia de color según le de la luz o no. Luego de unos minutos de charla, le pediremos que recupere su problema destapando la botella. Se observará que la persona se muestra menos angustiada, y cuando habla del problema lo hace de otra manera. Por último le propondremos sacar el papel, desenrollarlo y olerlo, así comprobará que el problema se ha impregnado de la clara energía de la menta. A la hora de buscar soluciones, es necesario que la persona negativa cambie su forma de enfocar y analizar sus problemas, para cambiar su forma de pensar. Para conseguir esto, se le puede pedir que escriba cinco soluciones probables para su problema. Indudablemente, tres o cuatro de ellas serán solamente escapes del problema, por ejemplo un suicidio, pero de todos modos una, de las cinco, será la más positiva. Juntos deberán evaluar cual de las respuestas es la mejor. Luego le regalaremos un dije con forma de sol, el cual envolverá con la solución más positiva durante todo un día.
Al siguiente día, deberá usar ese dije como amuleto que le recordará que siempre hay una solución posible a los problemas. Puede hacerse este ejercicio utilizando otros objetos que deberán cuidar, como plantas con poderes esotéricos, como la albaca o el helecho, las cuales permitirán el reciclado de energía.
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