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miércoles, 27 de febrero de 2013
QUIEN ES HERMES TRISMEGISTO?
Hermes Trismegisto (griego: Ἑρμῆς Τρισμέγιστος ὁ, "gran Hermes-tres veces"; América: Mercurius ter Maximus) es la representación de la sincrética combinación del griego dios Hermes y el dios egipcio Thot En helenística Egipto, los griegos reconocieron la congruencia de su dios Hermes con el dios egipcio Thot.
Posteriormente los dos dioses eran adorados como uno en lo que fue el templo de Thoth en Khemnu, que los griegos llamaban Hermópolis.
Thoth era también prominente en el mito de Osiris, por ser de gran ayuda para Isis.
Cuando Isis se reunieron las piezas del cuerpo desmembrado "Osiris, le dio las palabras para resucitarlo para que pudiera estar impregnada y darás a luz a Horus.
Cuando Horus fue asesinado, Thoth dio la magia de su resurrección también. Similar a Dios que habla las palabras para crear el cielo y la Tierra en judeo-cristiana creencias, Thoth, el dios que siempre habla las palabras que cumplen con los deseos de Ra, pronunció las palabras que ha creado los cielos y la Tierra en la mitología egipcia.
Respecto a este tema no hay nada demostrado, pero otra vez la historia nos hace tomar un sentido globalde ¿Qué fue?, ¿Quién fue? ó ¿Quiénes fueron? la egiptología actual empieza la cronología de Egipto con el reinado del Rey Menes, pero según los propios Egipcios (cronologia de Manethon) empieza mucho antes, da comienzo durante el reinado de los dioses de "Neteru", a los cuales prosiguieron "Los Compañeros de Horus", que reinaron durante miles y miles de años... Cuenta el mito que hace muchos miles de años existió una Ia. mítica Dinastía de Reyes - Dioses, los cuales fueron los primeros colonizadores de "La Tierra de Khem", conocido como el Alto Egipto.
" Las tierras puras de Khem " eran fecundadas por dioses como Isis, Osiris, Nut, Geb, Thot-Hermes ... el dios Thot, desempeñaba un gran numero de funciones, considerado un dios lunar, intermediario de los dioses, señor de la escritura, de la palabra y del sabio pensamiento, actuaba como iniciador de los misteros, también era el guardián de las puertas del inframundo y pesaba el corazón de los muertos para determinar su destino, como dios del conocimiento era el sabio maestro que confiaba los secretos de su arte a sus iniciados, a los elegidos de entre los humanos, tuvo como misión iniciar en la tierra "la tradición perenne", heredada de las jerarquías celestes, a los primeros faraones y sacerdotes de Egipto.
La "tradición hermética", llamada así por que los griegos encontraron las mismas características en el dios "Thot" egipcio y su dios "Hermes", mas tarde los romanos lo vincularían a su dios "Mercurio", la cualidad mas conocida es que los tres tenían la capacidad de moverse en el mundo de los dioses y de los humanos, servían de mediadores, hacían de puente entre dos realidades, " lo de arriba y lo de abajo", Thot representado como un ibis muestra claramente su "poder" de volar, mientras que Hermes y Mercurio son representados con un casco alado y sandalias con alas, normalmente muestran un caduceo, símbolo de su equilibrio entre polaridades. la tradición, principalmente oral, paso de boca en boca, de sacerdote en sacerdote, de faraón a faraón, de sabio a sabio. Thot, llamado antiguamente por los egipcios "Djeuti", tenía su templo en una ciudad del alto Egipto llamada "Jemenu" en egipcio y "Hermopolis" en griego, era una de las ciudades más antiguas del valle del Nilo. Según nos cuenta "la tradición" llego a Egipto un avatar de Thot, un maestro espiritual que, descendió de las esferas superiores para guiar a la humanidad, para los griegos fue Hermes Trismegisto "el tres veces iniciado, mensajero de los dioses". escribió 42 libros donde dejó plasmado su conocimiento. "estos libros- según nos cuenta Clemente de Alejandría- existían en todos los templos dedicados a la diosa Isis y también en la famosa biblioteca de Alejandría antes de ser destruida, -explicó que- estaban repartidos en seis bloques de siete libros cada uno, dentro estaba toda la sabiduría que los hombres podían alcanzar: astronomía, medicina, matemáticas, música, arquitectura, agricultura... ,además había 7 libros sagrados donde se revelaba el conocimiento de los dioses y a los cuales solo tenia acceso el sumo sacerdote del templo."
la voz de la sabiduría se hizo escuchar, desde el Ganges a Hispana, desde Mesopotamia a China y más tarde buscando ese conocimiento llegaron desde Grecia y Roma philosophos como Solón, Pitágoras, Platón... buscando ser iniciados en sus templos a través de los sabios egipcios en esta sabiduría milenaria. Lactancio dijo: "Hermes ha descubierto, no se como, casi toda la verdad".
Marsilio Ficino y otros sabios del renacimiento aceptaron esta opinión y encontraron en ellos la fuente original de las iniciaciones órficas, la philosophia de Pitágoras y Platón.
Este conocimiento adquirido por estos philosophos dio como resultado el mayor esplendor de la civilización griega, sobre la cual se establecen unas leyes que todavía están presentes en nuestro modelo de civilización. Existen dudas sobre quien fue Hermes exactamente, ciertas tradiciones hebreas dicen que fue contemporáneo de Abraham y que Moisés fue discípulo suyo, otros dicen que no designa a una persona individual sino que es un agrupamiento de las enseñanzas transmitidas en el antiguo Egipto. Intentar seguir las huellas de sus textos es muy difícil, los originales egipcios han desaparecido y lo único que queda son copias medievales de las traducciones al griego de la época alejandrina.
Según Jámblico: "Hermes es el rector de la palabra e inspirador de los iniciados; es él quien dirige la verdadera ciencia; él es uno con todo y por ello nuestros antepasados le atribuían todos los descubrimientos y ponían sus obras bajo la protección del nombre de Hermes". como veis existe gran confusión sobre el origen de Hermes, pero fuera un avatar, un sabio o un grupo de hombres sabios, eso no importa, lo verdaderamente importante es el conocimiento que ha llegado hasta nosotros transmitido en las pocas obras que se conservan. Para la filosofía hermética lo importante no es el mensajero sino el mensaje. Todas las cosas de aquí abajo tienen su origen arriba, y el hombre es el puente de unión que a través de su conciencia une los dos mundos. Por eso Hermes Trismegisto puede asegurar que "lo que esta arriba es como lo que esta abajo".
Actualmente se conoce como los textos herméticos una serie de traducciones medievales que constan de diecisiete tratados en griego, uno más conservado en latín llamado "Asclepio" o “Esculapio” y otro que se llama " La tabla esmeraldina", también el “Poimandres”; estos tratados forman los textos herméticos, el "Corpus Hermeticum". La ausencia total de referencias al cristianismo nos demuestra que son traducciones fidedignas de textos griegos; respecto a sus traducciones al griego no fueron ni anteriores al siglo III a.c. ni posterior al siglo II d.c.; estos textos eran sobradamente conocidos en los primeros siglos del cristianismo, esto se puede afirmar con seguridad debido a la cantidad de referencias que existen en escritos pertenecientes a Jamblico, Lactancio, Clemente de Alejandria, Didimo el Ciego, San Cirilo,San Agustin...
Hermes afirma en sus enseñanzas que este conocimiento debe de permanecer velado para el circulo exterior de la humanidad, pues "solo cuando los oídos del discípulo están listos para oir, llega la voz del maestro a llenarlos con sabiduría". Es necesaria "la propia inspiración" de Hermes, para entender el significado oculto de sus enseñanzas y textos herméticos; Hermes nos dice: "la mente se halla concentrada en dios, el dios que hay en tu interior. Graba esta verdad en tu corazón y aparecerá por que le abras dado entrada. Ejerce tu voluntad y le darás nacimiento.
Subyaga tus sentidos, haz silencio y en ti brotará la divina palabra, a través de la cual, por el conocimiento propio, se logra la vida y la luz, y como consecuencia la felicidad. Mas antes conviene que te purifiques."
Esta misma afirmación la encontramos grabada en el templo de Delfos ( en griego significa útero o matriz), aunque de reducido tamaño es de gran importancia: "conócete a ti mismo y conocerás a los dioses".
Jamblico dice en su libro "Los misterios de Egipto", escrito sobre finales del siglo II d.c, que: "....los libros que circulan hoy bajo el nombre de Hermes contienen la doctrina hermética, bien que el texto haga uso frecuente de expresiones philosophicas, precisamente porque fueron traducidos del egipcio por gente que no ignoraba la philosophia."
La pista de los libros se pierde desde el sigloVI d.c hasta el siglo XI d.c, como si nunca hubieran existido. Se vuelve hablar de ellos en los siglos XI y XIV d.c. junto con otro texto muy interesante y bastante enigmático, " La tabla esmeraldina". Están escritos de forma simbólica, y por lo tanto su comprensión resulta dificil si no se tiene conocimiento de simbolismo, ya que de otra manera nos arriesgamos a no comprender nada excepto algunos conocimientos sobre el mundo antiguo. Un dato importante a conocer sobre las traducciones es la importancia de la fonética egipcia en la que estuvieron escritos "los libros de Thot - Hermes", actualmente conocemos el significado de la escritura egipcia gracias a Champollion, pero desconocemos la fonética original de los jeroglíficos y sobre eso nos quiso advertir Hermes a través del “Poimandres” en su tratado nº XVI, dice lo siguiente: "ocurre que Hermes, mi maestro, en sus frecuentes charlas a solas conmigo o en presencia de Tat, insistía en decir que para mis ocasionales lectores mis libros serian de fácil y simple lectura, cuando por el contrario no lo son, y sus palabras tienen un sentido oculto. Mas aun decía, que cuando los griegos los tradujeran a su lengua se oscurecerán aun mas, resultando una distorsión mayúscula del texto y una oscuridad total. Expresado en la lengua patria este texto tiene un sentido claro: en efecto la propia calidad del sonido y del poder de la palabra egipcia incluyen las energías de lo que quieren decir. Por tanto querido rey, en cuanto te sea posible- y tu todo lo puedes -no permitas que se traduzca este texto a fin de que tan grandes Misterios no lleguen a los helenos, ni la orgullosa y floja elocución griega y , por así decir sus falsas gracias, hagan desaparecer la venerabilidad, la solidez y la eficacia de las palabras de nuestra lengua. Pues los griegos, oh rey!, no tienen mas que discursos vanos, buenos para demostraciones, y eso es la philosophia griega: charlatanería vacía. Nosotros en cambio no usamos palabras simples, sino vocablos cargados de poder".
En este texto queda claro la gran importancia del sonido de las palabras egipcias , esto se comprende mejor estudiando "el principio de vibración" explicado en "El kybalion" (tratado sobre la philosophia hermética). Según la historia, aquellos libros de la biblioteca de Alejandría nos hablaban de la fuerza del símbolo, del poder del mito, de la magia ritual, de la grandeza de los números y sus significados ocultos, de las fuerzas cósmicas en las estrellas y los planetas, de las piedras, del lenguage secreto de la geometría, de la perfecta salud corporal, de los alimentos y la respiración, de la transmutación de los cuerpos y los metales... Los textos herméticos están escritos en una clave de interpretación simbólica escondida en sus palabras y frases, en las que debemos ser capaces de "desvelar" ese conocimiento oculto, ejercitando todo el conocimiento que hallamos adquirido sobre simbolismo, astrología, mitología, numerología, historia, philosophia... El que "poseemos" en nuestro interior porque cuando la sabiduría es reveleda por nosotros mismos, desde dentro nuestro ya no puede ser mas "hermética" pues nos habrá sido revelada desde la "esencia misma"
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miércoles, 20 de febrero de 2013
DEFINICIÓN DE ALQUIMIA
La alquimia es una de las ciencias cuyo solo nombre evoca ya las más contrarias y diversas reacciones: atracción, desprecio, curiosidad, incertidumbre... sentimientos opuestos, provocados en parte por la falta de información concisa sobre su origen y desarrollo.
La misma palabra, alquimia, parece tener una procedencia dudosa. Muchos afirman que la expresión actual, legada directamente por los árabes, puede ser dividida en dos partes: el artículo "al" y el término "chemia" que significa "tierra o suelo negro". Según esta hipótesis, los musulmanes se referían a las oscuras tierras de Egipto donde habrían aprendido los primeros secretos de la misteriosa ciencia. La figura del filósofo egipcio Hermes Trimegistus se consideraría entonces como padre del saber humano y de ahí derivaría el término "hermético" que con tanta frecuencia aparece relacionado con la alquimia.
Pero no solo del país egipcio provienen los primeros escritos sobre esta actividad, sino también de las lejanas tierras de China. En el año 140 apareció en aquel país el primer tratado alquímico y las ideas que contiene aparecen estrechamente relacionadas con el Taoísmo.
El hecho es que se han hallado tanto escritos griegos citando a los orientales como referencias egipcias en los textos árabes. En la actualidad los principales documentos se hallan en la Biblioteca Nacional de París y en Leyden, donde se han ordenado los textos alquímicos en dos grandes grupos: aquellos de origen griego y aquellos otros firmados por un misterioso personaje llamado Jabir ibn- Hayyan, también llamado Geber, que se supone vivió en el siglo VIII de nuestra era. Estudios más cuidadosos han demostrado que no todas las obras atribuídas originariamente a Geber fueron en realidad escritas por el científico árabe.
A medida que el influjo árabe se iba adentrando en Europa, nuevos hombres se dedicaron al estudio de la nueva disciplina. Los nombres que la historia señala son bien conocidos y entre ellos destacan los de San Alberto Magno (1193-1280), el mallorquín Ramón Llull (1232-1315), Roger Bacon (c. 1213-1294), Arnaldo de Vilanova (c. 1250-1311), Paracelso (1493-1541) e incluso Newton, el primer gran científico moderno que, aunque no se dedicó por completo a la alquimia, la citó con frecuencia en sus obras y se dice que mandó construir un pequeño laboratorio en el Trinity College para estudiar los misterios de la transmutación.
Dejando aparte su faceta misteriosa y oculta, hay que hacer notar que la alquimia contribuyó de forma muy importante al progreso de la química de laboratorio. Nuevos aparatos como el alambique y nuevas técnicas como la destilación se convirtieron el algo de uso cotidiano, al mismo tiempo que se descubrían sustancias hasta entonces ignoradas como el aceite de vitriolo (ácido sulfúrico), el agua regia, el agua fuerte (ácido nítrico), el amoníaco, etc.
Pero la alquimia era ante todo una ciencia hermética alrededor de la cual se fue tejiendo un halo de misterio y secreto, originado en parte por las aspiraciones extrañas y a menudo incomprensibles de algunos de sus seguidores, así como por la forma simbólica y casi indescifrable de sus escritos. No es fácil resumir en pocas palabras la labor de un alquimista. Esta se centraba especialmente en tres facetas distintas: por una parte la búsqueda de la piedra filosofal, en presencia de la cual todos los metales podían ser convertidos en oro; en segundo lugar el descubrimiento del elixir de larga vida, imaginado como una sustancia capaz de evitar la corrupción de la materia y por último la consecución de la "Gran Obra", cuyo objetivo era elevar al propio alquimista a un estado superior de existencia, en una situación privilegiada frente al Universo.
El lenguaje alquímico
La lectura de una obra alquímica es extremadamente ardua para un no-iniciado. El lenguaje alquímico parece abstracto, absurdo, incomprensible, pero en realidad es esotérico y místico, saturado de códigos, de símbolos, de referencias que confunden al profano. Trampas y desvíos son frecuentes.
"El alquimista considera esencial esta dificultad de acceso, ya que se trata de transformar la mentalidad del lector a fin de hacerlo capaz de percibir el sentido de los actos descritos", explica el escritor francés Michel Butor. "El lenguaje alquímico es un instrumento de extrema agilidad que permite describir operaciones con precisión y, al mismo tiempo, situándolas con respecto a una concepción general de la realidad".
Como muestra de lo antedicho, se incluye en esta página un anexo que conduce a un antiguo texto de uno de los alquimistas más respetados. Es recomendable leerlo con una mentalidad totalmente abierta y, al mismo tiempo, tratar de ubicarse en la época en que fue escrito.
Carl Gustav Jung y la Alquimia
Carl Gustav Jung (1875-1961) es una de las figuras más importantes de la psicología transpersonal así como uno de los simbólogos más considerados de este siglo (tanto en el campo de la mitología como en lo que respecta a la interpretación de los sueños) y un gran conocedor de corrientes esotéricas como el Gnosticismo cristiano, el Tantra, el Taoísmo, el I-Ching y la Alquimia. Sus libros han sido editados, en lengua castellano, casi todos por Paidós (En este acercamiento a la "cosmovisión" junguiana de la Alquimia sólamente quedarán reseñados de forma específica los no publicados en Paidós, de los que no se diga el nombre de la editorial se entenderá que están en Paidós).
Entre 1912 y 1919, tras separarse de Freud, Jung fue sujeto -más paciente que activo, al parecer- de una irrupción casi incontrolable de imágenes provenientes de lo que él denominaría Inconsciente Colectivo, que fueron, en sí, la "materia prima" que, en opinión de su secretaria personal, Aniela Jaffe, "hizo posible la producción intelectual a la que se dedicó durante el resto de su vida"(Personalidad y Obra de C.G.Jung, Monte Avila).
Buscando antecedentes históricos a lo que le estaba aconteciendo y a las intuiciones "psicológicas" a las que estaba llegando, Jung se adentró, entre 1918 y 1926, en el aparentemente caótico mundo simbólico del Gnosticismo cristiano. Posteriormente encontraría su base de apoyo histórico en la Alquimia, hasta el punto de que estaba convencido de que su Psicología Analítica enlazaba directamente con la Alquimia y que su método "psicoterapéutico" y revitalizador de símbolos, denominado "Imaginación Activa", era una especie de método mejorado de la "Imaginatio vera et no phantastica" del Opus alquimista.
En 1928 le llegó a sus manos un libro de alquimia china que le sirvió para correlacionar su búsqueda interior con la de los alquimistas. Esta obra se llamaba El Secreto de la Flor de Oro, cuya tradición oral se remontaba al siglo VIII de nuestra era. "Yo devoré prácticamente el manuscrito, pues su contenido vino a corroborar inesperadamente mis ideas sobre el mandala y la circunvalaciónalrededor de un centro. El contacto con esa obra puso fin a mi aislamiento, pues a través de sus páginas logré conocer a mis precursores ideológicos y relacionarme con ellos", confesaría en sus memorias (Recuerdos, Sueños y Pensamientos, Seix Barral).
A partir de entonces Jung se sumergirá en la Alquimia, llegando a tener una de las colecciones de libros e infolios más importantes del mundo, con más de doscientos títulos. Casi toda esta biblioteca alquimista la tenía ya en su posesión en 1940. Su conocimiento del latín y del griego le facilitaron la lectura y estudio concienzudo de tales textos. "Las experiencias de los alquimistas eran mis propias experiencias y su mundo era, en cierto sentido, mi propio mundo", confesaría.
Entre los autores y libros preferidos de Jung, Aniela Jaffe cita a Gerardus Dorneus (s. SVI): "Los pensamientos de este sabio sobre el trabajo de laboratorio y la meditación, sobre las fases del "opus" y de la "conniunctio", así como también sobre el concepto del "Unus Mundus", proporcionaron a Jung la clave para la comprensión de los anhelos alquimistas" (especialmente le interesaron Physica Trismegisti y Philosophia Meditativa). Paracelso le fascinaba igualmente y a su figura dedicó la monografía Paracélsica (1952), a la par que, en sus memorias confesaría que fue estudiando a Paracelso lo que finalmente le llevó "a intuir la esencia de la Alquimia en su relación con la religión y la psicología, o mejor dicho, la Alquimia en su aspecto de filosofía religiosa".
Si hubiera que hablar de libros habría que reseñar especialmente el Rosarium Philosophorum (1550), de Arnaldo Vilanova, cuyas imágenes y texto le sirvieron para escribir el libro Psicología de la Transferencia (1946). Asimismo hay que citar el Mutus Liber (1677). Jung desvelaría, asimismo, el simbolismo arquetipico de algunos sueños y sus referentes simbólicos alquimistas en Psicología y Alquimia (1944), y al final de su vida volvió a dedicarle las 800 páginas de los dos primeros tomos de Mysterium Coniunctionis (1955-56); el tercer volumen, sobre la Aurora Consurgens lo escribió Marie Louise von Franz, quien le fue de valiosa ayuda durante muchos años por sus conocimientos de filología, y que es autora de una biografía "espiritual" de Jung muy interesante (C.J.Jung. Su mito en nuestro tiempo, Fondo de Cultura Económica), así como del libro Alquimia (Luciérnaga).
Su primera exposición pública sobre los paralelismos encontrados entre su Psicología Analítica y la Alquimia los dió a conocer en dos conferencias pronunciadas en sendos congresos de Eranos, en Ascona (Suiza): "Los símbolos oníricos del Proceso de Individuación" y "Los conceptos alquimísticos en torno a la salvación", que son la base sobre la que gira su ensayo Psicología y Alquimia.
Además de los libros citados, las referencias alquimistas en la obra junguiana se encuentran en casi todas sus obras, destacando especialmente su prólogo en El secreto de la Flor de Oro (1929), en el que incide sobre el Proceso de Individuación y el arquetipo del mandala, y en "Simbología del Espíritu" (1948), en el que se detiene sobre todo en el simbolismo del Mercurio Filosofal (publicado en Fondo de Cultura Económica).
Los Arquetipos
Quizás sería bueno citar algunos de los conceptos junguianos más importantes para poder captar mejor su interpretación "psicológica" de la Alquimia. En este sentido habría que empezar por su concepción amplia del psiquismo humano pues para Jung la psique no se limita al Yo consciente sino al conjunto formado por la conciencia (el ser consciente cuyo eje rector es ese Yo), el inconsciente personal (lo vivido pero sumergido en el fondo de la psique individual) y el inconsciente colectivo que rodea a ambos por todos los lados y que está constituido por una serie de nódulos psicoideos a los que llamó arquetipos, los cuales son los referentes inconscientes que modulan la producción de imágenes simbólicas e incluso de los comportamientos y "pautas de conducta" más elementales del ser humano.
El carácter que él denominó psicoide del inconsciente colectivo es una de las claves "iniciáticas" del lenguaje críptico de Jung. Este granhermeneuta suizo comprendió, con el transcurso de los años, que lo físico y lo psíquico son las dos caras de una misma moneda, que lo externo y lo interno se encuentran profundamente vinculados, que "como es arriba, es abajo", que el espíritu y la materia se encuentran hermanados en una unidad que el llamó psicoidea y que no es sino el "Unus Mundus" de alquimistas como Dorneus. Y este ámbito psicoideo que caracteriza el inconsciente colectivo, se plasma en el mundo humano de forma física y psíquica, en una correlación sincronística con la máxima hermética que dice "como es adentro es afuera".
"Gerardus Dorneus -explica Jung- ve la finalidad del Opus alquimista por un lado en el conocimiento de uno mismo, que es al mismo tiempo conocimiento de Dios, y por otro lado en la unión del cuerpo físico con la denominada "unio mentalis", la cual está formada por alma y espíritu y se produce a través del conocimiento de uno mismo. A partir de este tercer nivel del Opus se produce, como él explica, el "Unus Mundus", el "Ünico Mundo", un premundo o mundo primigenio platónico, que es a la vez el mundo del futuro, o bien el mundo eterno" ( Carl A. Meier: Wolfgan Pauli y Carl G. Jung. Un intercambio epistolar. 1932-1958, Alianza Editorial).
Esta percepción psicoidea se evidencia en sus últimas obras, especialmente en Mysterium Coniunctionis, cuya redacción le llevó una década y que, afortunadamente, se está traduciendo al español para su publicación en libro. Allí es donde Jung destaca que la "Unidad de la realidad" es ese trasfondo común "que es tanto físico como psíquico y, por tanto, ninguna de las dos cosas, sino más bien un tercer elemento, una naturaleza neutral que a lo sumo puede captarse alusivamente, pues en su núcleo es trascendental", o sea, metafísico por utilizar un término religioso. Como ha señalado uno de sus biógrafos, Gerhard Wehr, se evidencia en la obra tardía de Jung la gran importancia que adquiere "todo lo que no es psíquico o, más exactamente, lo que se sitúa más allá de la psique y de la materia, lo que abarca los dos ámbitos del ser, y de ese modo los reúne" (Carl Gustav Jung. Su vida, su obra, su influencia).
Lo psicoideo de los arquetipos, el "Unus Mundus" y su reflejo sincronístico explican, en términos junguianos, la "simpatía" en la respuesta de la naturaleza a la búsqueda anhelante del alquimista. Pero vayamos por partes para comprenderlo.
La Alquimia, para Jung, era ante todo una búsqueda espiritual en la que el alquimista, tratando de encontrar el espíritu mercurial, el "Antrophos", en los elementos de la naturaleza (en la materia), terminaba por hallarlo dentro de sí mismo, y donde queriendo redimir a la naturaleza se redimía a sí mismo. Según Jung, "tanto en Oriente como en Occidente, el núcleo central de la Alquimia está representado por la doctrina gnóstica del Anthropos y es, por completo, con arreglo a su esencia, unapeculiar doctrina de redención" (Simbolismo del Espíritu). No todos lo lograban, ni mucho menos, pues era fácil quedar prendidos -como ahora- en la gran "red de la diosa Maya", es decir, en los entrelazamientos provocados por las proyecciones psíquicas a través de las cuales uno ve en los demás, e incluso en los objetos animados o inanimados, características que en realidad no son de ellos sino del inconsciente personal de uno mismo.
El Proceso de Individuación, nombre dado por Jung a la tendencia innata de la psique humana a encontrar su centro, su Sí-Mismo, es un camino progresivo de autoconocimiento, de desvelamientos de las proyecciones que nuestro inconsciente personal emana de forma natural, lo que supone una recuperación consciente de tales proyecciones y, consiguientemente, un gradual mayor conocimiento de uno mismo. Y ese Proceso de Individuación conlleva igualmente ser consciente de la acción de los arquetipos psicoideos en nuestra vida, (la identificación, por ejemplo, con el arquetipo del Viejo Sabio nos haría creer que somos profetas, mesías, un engreído sabiondillo o algo por el estilo).
Este Proceso de Individuación, en opinión de Jung, es el que se refleja en los enrevesados términos alquimistas y todo su imaginario simbólico, si bien estimaba que la mayor parte de los alquimistas ignoraban el juego de proyecciones en el que estaban inmersos y sólo unos pocos fueron conscientes de ello y superaron la "red de Maya".
La psique arcaica, según Jung, se encuentra fusionada e identificada plenamente con la naturaleza en una "participation mystique" (como la llamaba Lévy-Bruhl) debida a la enmarañada red de proyecciones -inconscientes, por tanto- que vinculan al mundo exterior con el hombre arcaico (el hombre no racionalista que perdura hasta el Renacimiento, y el hombre de las tribus primitivas). Merced al Proceso de Individuación, y tras una serie ininterrumpida de "solve et coagula" -disgrega y reune-, las proyecciones van desapareciendo, uno asume sus sombras y luces y se sumerge, conscientemente ahora y dotado de "personalidad", en el "Unus Mundus", circunstancia que explica por qué Jung, en su retiro de la torre de Bollingen, hablaba a las sartenes y otros objetos. Había recuperado la "unidad perdida" y su "centro".
La Nigredo
La primera de las etapas del "Opus" alquimista, "Nigredo" o Putrefacción, es la fase de Saturno-Osiris, la del plomo, la inmersión en la materia prima que, mediante una serie de operaciones, se transformará en "Oro Filosofal" y en "Philium" o "Lapis Philosophorum" en la última etapa, la "Rubedo", tras las combinaciones correspondientes entre el "Azufre", el "Mercurio" y la "Sal".
Para Jung esta primera fase corresponde a la integración del aspecto "oscuro" de la psique humana, esto es, de todas aquellas emociones, intuiciones, percepciones y pensamientos que se han rechazado a lo largo de la vida por considerarlos inapropiados o defectos indeseables en el vivir del día a día con sus actividades cotidianas (el mundo pragmático que el Yo se ha montado en torno a sí). Esto supone un sumergirse en el inconsciente personal y ser consciente de la multitud de proyecciones que se encuentran desparramadas en personas de nuestro alrededor y en objetos de nuestro entorno, las cuales se corresponden con lo que el Yo ha marginado o rechazado por no creeerlo conveniente para él.
Por otro lado esta fase supone un mirar, cara a cara, al aspecto sombrío de la Creación, de Dios mismo incluso..., es decir, el Mal, con mayúsculas. Luz y Oscuridad forman parte de la existencia en todos sus ámbitos, y también -a los ojos humanos- de Dios. La Alquimia fue como una corriente "subterránea" y complementaria al cristianismo dogmático medieval y renacentista, y oponía al Dios del Bien otro Dios "dúplex", como el Abraxas gnóstico, en el que Bien y Mal confluían..
La Albedo
El siguiente paso es la integración consciente y responsable del arquetipo de "lo opuesto", es decir, del "Eterno Femenino" en el caso del hombre (arquetipo del "Anima") y del "Eterno Masculino" en el caso de la mujer (arquetipo del "Animus"). En la literatura, por ejemplo, la Beatriz de Dante en La Divina Comedia, sería un ejemplo clásico de esta figura arquetípica que es el "Anima".
El ser humano, tanto física como psíquicamente, es un conglomerado de opuestos. En nuestros genes hay elementos masculinos y femeninos, y otro tanto acontece en el psiquismo. Para el hombre el "Anima" se encuentra inicialmente sumergida en el inconsciente personal, confundida y entremezclada con la "Sombra", pero una vez que ésta ha sido integrada, se transforma el "Anima" en un "puente" que nos enlaza con lo psicoideo, con el inconsciente colectivo y sus arquetipos. Es el elemento mediador. Ahora bien, como señala M.L. von Franz, "naturalmente, durante este período prosigue también el lavado, la calcinación, etc, de la "nigredo", pues la "Sombra" se asemeja a la hidra de Lerma, con la que luchó Hércules y a la que nacían constantemente nuevas cabezas en lugar de las cortadas" ("C.J.Jung...").
En el plano psicológico durante la "Albedo" se parte de la labor de retirar las proyecciones que el arquetipo del "Anima" (estoy hablando para hombres, en este caso) emana hacia las mujeres de nuestra vida, desde la madre a la hermana, a las novias, a la esposa, a la "star system"..., etc. Y una vez lograda esta fase inicial llega el momento de encararse con el "Anima" e integrarla conscientemente dentro de nuestro ser, previa superación del problema de la transferencia para lo cual habrá que tener bien presente que la "Amada" donde se encuentra realmente es dentro; tema que Jung abordó principalmente en "Psicología de la Transferencia" en donde habla igualmente del papel que desempeñaba la "Soror Mystique" del alquimista.
En una relación amorosa o erótica entre hombre y mujer las relaciones interpersonales son múltiples puesto que además de la relación entre los Yoes conscientes, existe una comunicación a nivel inconsciente en la que participan entrecruzadamente el Anima y el Animus de ambos. De ahí que, en el Proceso de Individuación y en el Opus de la Alquimia, uno de los graves peligros existentes sea el de la transferencia o, lo que es peor, la pasión amorosa.
La imagen de este encuentro y diálogo con el Anima es la "coniunctio", la hierogamia entre el alquimista y su "Soror Mystique", entre el Rey y la Reina de los grabados alquimistas, la "boda química de los elementos", etc. Y lo que surge de ello es el Rebis, la "cosa doble", el Andrógino. "De ella surgirá el hijo divino de los filósofos, el sol terrestre, el centro luminoso y oscuro a la vez, el astro radiante que reconcilia en sí al Cielo y a la Tierra, el sí y el no, y que esparce a su alrededor una paz y una armonía venidas de fuera", poetiza el junguiano Etienne Perrot en El camino de la transformación a partir de C.G. Jung y la Alquimia (Edicomunicación), libro en el que Perrot intenta conciliar la tesis junguiana alquimista con la de la Tradición esotérica. Este simbolismo es equiparable al que presenta el tantrismo, en el que las dos corrientes energéticas opuestas se entrecruzan en el canal central, Sushuma, abriendo los chakras ("centros de conciencia" los denonima Jung en el libro de Miguel Serrano El Círculo Hermético. Cartas de dos amistades, Jung y Hermann Hesse, Kier), mientras el semen del hombre no fluye hacia afuera, sino hacia adentro, generando un "hijo del espíritu", como también se describe en "El Secreto de La Flor de Oro".
Veamos lo que dice M.L.von Franz, en "C.G.Jung...", al respecto: "Los participantes en la "boda alquímica" son descritos casi siempre como hermano y hermana, madre e hijo o padre e hija. Su unión constituye pues un incesto. Este aspecto incestuoso de tal constelación amorosa tiene como fin el de que hagamos consciente la proyección, es decir: nos obliga a darnos cuenta de que, en último término, se trata de una íntima unión de los componentes de nuestra propia personalidad, de un "desposorio espiritual", a fin de que sea una vivencia interior no proyectada. A lo que se alude es a una unificación de los contrarios internos en el Sí-Mismo".
La Rubedo
La última etapa de la Alquimia es la "Rubedo" o "Citrinitas", la Obra en Rojo o Dorado, donde se alcanza el "cuerpo de diamante".
En la hermenéutica junguiana la "Rubedo" es el logro de la "Totalidad", es decir, el encuentro y acogimiento mútuo entre el Yo de nuestro ser consciente (que ha buscado tal "coniunctio"), con el Sí-Mismo o YO de nuestro SER total, del cual formaba parte (aunque sin saberlo) el Yo. Es una nueva "coniunctio", en la que todos los opuestos se juntan y complementan armónicamente y se conectan directamente con el "Unus Mundus", y como tal estado es inefable, indescriptible, constituye un Misterio, de ahí que la obra alquimista más importante de Jung se titule Mysterium Coniunctionis. Este Sí-Mismo es la "chispa divina" de la que hablaba Eckhart, el Antrophos de la Gnosis, el "dios interior" de la mística, el "Mercurio Filosofal" que reune consigo los aparentemente más irreconciliables opuestos, de ahí que los alquimistas le designaran con múltiples cualidades contrarias, y en algunos textos le designaran, sin más rodeos, con Dios mismo, pero un dios "duplex". Otro de los nombres alquimistas que tuvo fue "Lapis Philosophorum"
"He llamado al centro del Ser con el nombre de Sí-Mismo. Intelectualmente el Sí-Mismo no es más que un concepto psicológico, un término que sirve para expresar la esencia incognoscible que podemos captar como tal, puesto que excede, por definición, a nuestras facultades de comprensión. "Dios en nosotros", se le podría también llamar", afirmaba Jung en El yo y el inconsciente.
Antes de alcanzar el plano del Sí-Mismo, Jung sitúa en el camino del Proceso de Individuación la integración de los arquetipos del "Niño Eterno" y del "Viejo Sabio", expresados igualmente en numerosas figuras alquimistas. "Se alcanza el segundo escalón al combinarse la "unio mentalis", esto es, la unidad del espíritu y alma, con el cuerpo. Pero sólo puede esperarse un cumplimiento del "mysterium coniunctionis" si se ha combinado la unidad del espíritu, alma y cuerpo con el "Unus Mundus" del comienzo", manifestaría Jung en el segundo volumen de su libro Myterium Coniunctionis.
Más tarde, en una carta escrita a sus 82 años, en 1957, escribiría: "La transcripción de la "coniunctio" en palabras humanas es una tarea que puede conducir a la duda, pues uno se ve obligado a encontrar expresiones y fórmulas para un proceso que tiene lugar "in Mercurio" y no en el nivel del pensamiento y del lenguaje humanos, esto es, no en la esfera de la conciencia diferenciadora... El camino no conduce en línea recta hacia adelante, por ejemplo, desde la Tierra hacia el Cielo, o de la materia al espíritu; se trata más bien de una "circumambulatio" y de un acercamiento al centro. No avanzamos dejando atrás una parte, sino cumpliendo con nuestra tarea como "mixta composita", esto es, como seres humanos entre los opuestos". Este camino, si lo tuvieramos que representar gráficamente, sería una espiral.
Para finalizar, bueno será recordar estas palabras de Jung en Mysterium Coniunctionis: "Aconsejo a los lectores que me critiquen a que dejen a un lado los prejuicios, que prueben el camino que he descrito, o si no, que suspendan su juício y admitan que no comprenden nada. Desde hace treinta años que estudio estos procesos psíquicos, he adquirido la certeza de que los alquimistas, así como los grandes filósofos de Oriente, se refieren a tales experiencias y que, esencialmente, es nuestra ignorancia de la psique la que nos hace atribuirles el calificativo de místicas". Recordemos, al respecto, que la psique, para Jung, engloba lo psicoideo.
Por su parte, Etienne Perrot, nos advierte lo siguiente: "Ninguna descripción psicológica, científica en el actual sentido de la palabra, logrará jamás agotar las riquezas del tesoro alquímico. Su misión es únicamente conducir al hombre hacia sí mismo, permitirle adherirse al universo de símbolos en el silencio donde se producen las bodas transformadoras del ser y de estas energías misteriosas, terribles y benéficas a la vez, que Jung designó con el nombre de arquetipos".
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