lunes, 31 de mayo de 2010

> QUE ES " EL YING Y > EL YANG INFORME * COMPLETO

El yin y yang es un concepto fundamentado en la dualidad de todo lo existente en el Universo según la filosofia Oriental
Describe las dos fuerzas fundamentales aparentemente opuestas y complementarias, que se encuentran en todas las cosas. En todo se sigue este patrón: luz/oscuridad, sonido/silencio, calor/frio, movimiento/quietud, vida/muerte, mente/cuerpo, masculino/femenino, etc. El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración
La naturaleza es para la filosofía china un organismo viviente que respira, con un viento inhalador y un viento exhalador. De la distinción de estos dos vientos, el que expande y el que revierte, el yin y el yang, los chinos explican casi todos los fenómenos de la naturaleza. La teoría del yin y el yang se estableció hace miles de años en el texto clásico chino I Ching o Libro de los cambios, pero la percepción de la misma es, probablemente, más remota, pues impregna el conjunto de las cosmología en oriente en todos los aspectos, incluido la compresión oriental de cómo se organiza el cuerpo. Lo fundamental del concepto de yin y yang es la compresión de que todo se encuentra en continuo movimiento y cambio, de que absolutamente nada permanece fijo e invariable. Por su parte, la ciencia Occidental, desde Einstein, ha llegado a la conclusión de que toda energía es de forma vibratoria y que incluso la materia es también sólo una forma de manifestación de energía vibratoria de una determinada frecuencia, y que son nuestros sentidos físicos lo que la captan e interpretan como materia. De este hecho, especulado y descubierto hace más de veinte siglos en las culturas orientales, se desprende que todo es energía en movimiento, que la realidad observable está compuesta de flujos y reflujos de energías, radiaciones y campos pulsantes que mueven la vida y posibilitan desde la cristalización de los minerales a la generación de los pensamientos; que todo lo manifiesto, incluidas las personas, es energía en movimiento y transformación constantes. Para la física cuántica, la energía en forma de ondas está continuamente transformándose en energía en forma de corpúsculos, y éstos se transforman continuamente en ondas. De modo que los constituyentes subatómicos de cualquier forma material están continuamente pulsando, y esa pulsación tiene dos polos principales: por una parte, se produce la transformación de la materia en energía; por otra, se produce la transformación de la energía en materia. Esta es la pulsación básica del mundo subatómico, es decir, la pulsación básica de nuestra realidad. La polaridad de la pulsación constante, descubierta por la física cuántica recientemente, era algo conocido de modo no científico, por las antiguas tradiciones espirituales de Oriente, especialmente por el taoísmo y también por el budismo. En el budismo la pulsación polar se expresa en el concepto de no permanencia, en la compresión de que la vida está continuamente transformándose en muerte y la muerte en vida. Que la vacuidad se vuelve fenómeno y los fenómenos se vuelven vacuidad. En el taoísmo la polaridad es llamada yin y yang.


Esta compresión de la realidad que aúna los descubrimientos de la física occidental con las tradiciones espirituales orientales, desvela que desde el macrocosmos al microcosmos la energía vital pulsa desde un máximo nivel de sutileza, que se corresponde con la máxima expansión de la energía hasta la máxima densidad, que se corresponde con el nivel de máxima concentración de energía. Y este principio, que se utiliza en feng-shui, con la aplicación de la teoría del yin y el yang, resulta válido en la organización de la energía, desde las partículas subatómicas a las galaxias, desde las amebas al cuerpo humano, desde la formación de las montañas a las emociones humanas, desde el funcionamiento de las mareas a la de la mente… La teoría del yin y el yang plantea que todo en la naturaleza cambia o nunca es estable, que siempre evoluciona, y que en ningún momento se mantiene estancado y parado en el tiempo. El feng shui aplica esta teoría en los entornos. De modo que la armonía y el equilibrio de estos dos principios yin y yang se traduce en que la armonía y el equilibrio de estos dos principios yin y yang se traduce en bienestar y buena fortuna, mientras que cuando domina una de las dos polaridades se rompe el equilibrio y aparece la mala suerte. Pero además el feng-shui recomienda aplicar esta teoría al conjunto de nuestras vidas, buscando el equilibrio yin y yang en los distintos aspectos de la vida y manteniéndonos conscientes de que todo se transforma, evoluciona, que nada se detiene en el constante fluir de la vida, ni las cosas, ni los fenómenos, ni los acontecimientos.

El yin y el yang son opuestos. Todo tiene su opuesto, aunque este no es absoluto sino relativo, ya que nada es completamente yin ni completamente yang. Por ejemplo, el invierno se opone al verano, aunque en un día de verano puede hacer frío y viceversa.
El yin y el yang son interdependientes. No pueden existir el uno sin el otro. Por ejemplo, el día no puede existir sin la noche.
El yin y el yang pueden subdividirse a su vez en yin y yang. Todo aspecto yin o yang puede subdividirse a su vez en yin y yang indefinidamente. Por ejemplo, un objeto puede estar caliente o frío, pero a su vez lo caliente puede estar ardiente o templado y lo frío, fresco o helado.
El yin y el yang se consumen y generan mutuamente. El yin y el yang forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el otro disminuye. El desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya que cuando uno crece en exceso fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga provoca una nueva transformación. Por ejemplo, el exceso de vapor en las nubes (yin) provoca la lluvia (yang).
El yin y el yang pueden transformarse en sus opuestos. La noche se transforma en día, lo cálido en frío, la vida en muerte. Sin embargo, esta transformación es relativa también. Por ejemplo, la noche se transforma en día, pero a su vez coexisten en lados opuestos de la tierra.
En el yin hay yang y en el yang hay yin. Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que el absoluto se transforme en su contrario. Por ejemplo, una semilla enterrada soporta el invierno y renace en primavera.
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